Publicado por Arturo Bustamante
Todos los encuentros que se jugaron en condiciones extremas en la semana catorce de la liga rebasaron la línea o cifra de anotación expuesta por las casas de apuestas de Las Vegas. Especialmente cuatro partidos, en donde la nieve se impuso como factor principal para darle la ventaja a ofensivas, que practicante se han ausentado en toda la temporada.
El corredor estrella de Filadelfia, McCoy, acarreó en medio de una tormenta de nieve para 217 yardas en 29 intentos, dándole la victoria 34 a 20 sobre Detroit.
En Pittsburg, Roethlisberger lanzó para 349 yardas con 3 TD en la nieve. Pero el victorioso ese día fue Tannehill y sus Dolphins, al lograr equilibrar la ofensiva con 181 yardas terrestres, creando un marcador final de 34 a 28. Esa fue la gran diferencia, además de lo bien que Tannehil administró el partido en esas condiciones (20 de 33 para 200 yds con 3 TD y 1 int).
Los Chiefs destrozaron a los Redskins 45 a 10 en un encuentro donde los defensivos de Washington se deslizaban al taclear, igual al reaccionar a la salida del balón, cualquier finta sencilla engrandecía la corrida.
Igual pasó en Baltimore, pero con más yardas aéreas, un total de 493 entre los dos.
Al parecer, la nueva cultura de lanzar el balón excesivamente también se está aplicando en juegos de mal clima. Los entrenadores de vieja escuela están desapareciendo, pero ese tema lo dejáremos para otra ocasión.
Todos los enfrentamientos en la semana catorce de clima difícil combinaron para alto puntaje, incluyendo los que se jugaron en la nieve. Dudo mucho que volvamos a ver ese fenómeno. Podríamos ver un festival de intercepciones y pérdidas de balón en el Tazón.
Es obvio que las ofensivas se benefician más en esas circunstancias, el simplemente saber dónde debe de ir el ovoide en la jugada es una gran ventaja, ya que para las defensivas es mucho más difícil reaccionar y taclear en esas condiciones.
La esencia verdadera del atleta y el talento del defensivo no se aprovecha al máximo cuando compiten ante la naturaleza. No estoy diciendo que se deben eliminar partidos de ese ambiente, solamente de esa importancia.
Monetariamente hablando no creo que tengan el éxito que deseen, se imaginan la dificultad para trasladarse ese día en esa ciudad. Quizá los neoyorquinos asistirán a última hora como lo suelen hacer, pero el resto de los fanáticos la pensarán doble, especialmente cuando los boletos de palco comienzan en cinco mil dólares.